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Tu tarjeta de visita se queda cuando tú ya te has ido

Tu tarjeta de visita se queda cuando tú ya te has ido
Tu tarjeta de visita se queda cuando tú ya te has ido

Las compañías, o más concretamente sus empleados y sus ejecutivos, establecen constantemente relaciones: con sus clientes, actuales o potenciales, con sus proveedores y con sus competidores. Nadie puede arriesgarse a quedarse solo, y esto es mucho más cierto para las empresas y los profesionales. ¿Y qué hace alguien cuando quiere conocer a gente? Comunicarse, intercambiar tanto objetos como información, pues, después de todo, eso es la base de una relación comercial. Pues bien, con mucha frecuencia el primer objeto que una empresa entrega otra es su tarjeta de visita.

La impresión de tarjetas de visita es un acto inaugural pues es una de las primeras cosas que se hace al iniciar un negocio. De manera análoga, dar la tarjeta de visita es como el establecimiento de relaciones: uno empieza a ser cliente (o proveedor)cuando le han dado (o ha dado) ese recuadro de cartulina. Este pequeño regalo es también un amistoso caballo de Troya: parte de lo que una empresa es pasa a formar parte de la otra compañía, en principio sobre el papel, hasta que surgen las circunstancias propicias y se requiere de sus servicios.

Como vemos, las tarjetas de visita trascienden el uso protocolario y estético. Son nuestra huella de identidad,y como tal deben tener toda la información relevante para que el cliente potencial recuerde quién somos y qué hacemos.

Hay muchos expertos en marketing que recomiendan poner fotos del profesional junto a su nombre; y tiene mucho sentido porque, como especie social, somos especialmente sensibles a los estímulos visuales y especialmente a los de los rostros: algo que lleva un retrato se fija en mejor nuestra memoria. La otra pata es dejar claro qué se hace. A a los clientes se les engancha por sus necesidades y la mejor manera de que sepan que nos necesitan es decir en qué consiste nuestro trabajo. Pero no sólo eso, hay mucha competencia y debemos remarcar lo que nos hace especial frente a ella: nuestra experiencia. -Bufete especializado en Derecho de la Circulación y la Movilidad: quitando multas en Madrid desde 2002-

De las varias funciones de una tarjeta, hay una que es esencialmente utilitaria y no la podemos pasar por alto: si ya se sabe quién somos y qué hacemos, debe de ser posible contactarnos casi inmediatamente, porque sino cualquier otro estímulo de la atareada vida laboral del cliente le distraerá y perderemos, con toda seguridad, una oportunidad de negocio. El teléfono (preferentemente el número tenemos el WhatsApp) nuestro mail y la dirección física de nuestra compañía tienen que aparecer de manera totalmente legible. Además, como cada día más empresas tiene una orientación global, a veces es oportuno imprimir una versión en inglés por la otra cara.

La tarjeta debe sintonizar temática y estéticamente con todo el resto del imaginario y la simbología de la empresa: el logo, el color corporativo, la tipografía, etc. Existen en el mercado muchos modelos de tarjeta, pero lo que queremos es destacarnos, ser recordados. Ello nos empuja a ser originales, y por eso es muy conveniente acudir a un profesional del diseño. De la misma manera, no podemos descuidar el acabado; las empresas de impresión miran por todos los detalles físicos de la tarjeta: el corte, los materiales, las tintas, etc. (es muy común que haya firmas que se ocupen de ambos aspectos: diseño e impresión). Cuando hablamos de algo tan crucial como nuestra identidad -nuestra credibilidad y profesionalidad- no podemos dejarlo las manos de cualquiera.

En conclusión, una buena tarjeta de visita es la que llama a nuestro cliente a la acción (la acción de contratar nuestros servicios)por todos sus aspectos: estéticos y de contenido. Debe captar la atención, y que además se retenga en la memoria con facilidad, a la vez que debe trasmitir nuestra autoridad profesional. Debe ser una réplica de lo que somos.

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