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| Casa de Peones Camineros de Las Manchas (1902) Foto de Juan Carlos Díaz Lorenzo, Puente de Mando. Coloreada por Mundolapalma.es |
El primer estudio para una carretera en la Isla de La Palma es de un expediente de 1858 que precisaba una vía desde Santa Cruz de La Palma a Los Llanos por Fuencaliente, la Carretera del Sur que, en el primer anteproyecto redactado en 1873 contemplaba el ascenso por lo que hoy son las Vueltas de Calcinas que acceden a Buenavista (anulando la propuesta de un túnel por Bajamar planificado en 1864), y que llegaba a Tazacorte. Por el norte, el Plan de 1860 pretendía llegar a Barlovento.
El Profesor titular de la ULPGC, amigo desde la infancia, Dr. José Ángel Hernández Luis en su trabajo de investigación de 2006 relata con precisión las viscisitudes complejas que han tenido las construcciones de carreteras en La Palma, a partir fundamentalmente, de las publicaciones de la época.
La Carretera del Sur comenzó su lento y dificultoso trazado, a pico y pala, a mediados de la década de 1870 y se mantuvo en construcción hasta 1910, cuando alcanzó la ciudad de Los Llanos. Unos 25 años de lento avance desde el puerto, con el sexenio democrático, repúblicas y restauraciones borbónicas. Pero era la única carretera de La Palma. De tierra, claro. El primer asfalto se empezó a usar en 1932, en plena II República.
En Las Manchas estuvo detenida su construcción varios años, justo en Alcalá, en lo que luego fue la parada de El Paraíso. En 1905 ya existía un "coche de horas" que llegaba a Las Manchas desde La Ciudad. El primer automóvil realizó el largo trayecto de 55 kilómetros (Periódico El Pueblo, 13/07/1910) "sin el menor contratiempo, siendo recibida la máquina automovilista con señales de regocijo en Breña Alta, Breña Baja, Mazo, Fuencaliente, Las Manchas y sobre todo en Los Llanos, donde una numerosa concurrencia invadía las calles aplaudiendo la llegada de los expedicionarios y lanzando a los aires multitud de voladores mientras la banda de música ejecutaba alegres piezas en la Plaza de La Constitución".
En Las Manchas hubo propietarios de terrenos que no quisieron ceder sus tierras para la construcción de la carretera, lo que motivó también el retraso en el avance de la carretera del Sur. En el trabajo del Dr. José Ángel Hernández Luis se cita a "La Crónica Palmera" del 14 de diciembre de 1903 en donde se publica un curioso relato relacionado con el asunto: "Los dos patriotas(), unos tales José Manuel Leal Reyes, de Mazo, y José María Calero Perdomo, de Las Manchas, han tenido más suerte que el burro de la fábula que se propuso interrumpir a coces la marcha del tren. Y han tenido más suerte, porque al fin han conseguido interrumpir la continuación de la carretera oponiéndose al paso de la misma por fincas de la propiedad de ambos. Según tenemos entendido ya se halla iniciado el expediente de expropiación forzoza que ha de resolver el paso de la carretera por terrenos de esos dos ´patriotas` que se empeñan en hacer obstrucción a uanobra tan importante como es la carretera que ha de ponernos en comunicación fácil con el rico Valle de Aridane. Y luego cuando sea resuelto el expediente y pase la carretera , dirán esos dos ´patriotas` que ellos han resuelto el problema".
Claro que, también había política en aquella época de la Restauración en donde se echaban la culpa unos a otros. En Diario de Avisos de 1891 ironizaban con la dejadez y promesas incumplidas del Diputado a Cortes por La Palma, el Señor Conde de Bernar: "...el chico promete. Ofrecióse la construcción de la indispensable carretera y la oferta quedó en ilusiones; ofrecióse el teléfono a los pueblos de Breña Alta, Mazo, El Paso y Los Llanos y la oferta quedó en fantasía...¡Qué bien nos va...! ¡Qué felices somos...¡.
El escaso número de trabajadores que se quedaban sin empleo por el retraso de fondos para los trabajos de la carretera era un asunto también recurrente a principios del S.XX cuando casi todo el mundo emigraba a Cuba: "Es tanta la falta de trabajadores que se observa en nuestra población que ciertas obras se encuentran paralizadas y otras que llevan principio de no tener conclusión "( El Heraldo de la Palma, 1901).
"Se quedan sin trabajo teniendo que ir a regar con su sudor el suelo fértil de nuestra joven América" (El Fomento, 1887).
La mano de obra necesaria y la escasez de medios se manifestaba desde mucho antes. En 1875 el periódico "La Palma" publicaba: "La obra de nuestra carretera es hoy tanto más necesaria en cuanto que la pavorosa crisis por la que el país atraviesa, con la escasez de metálico, ha reducido a los trabajadores a la más desconsoladora inacción, viéndose muchísimos brazos desocupados toda vez que los propietarios no pueden emprender fábricas ni trabajos, determinando semejante estado una creciente emigración que va a dejar huérfana a nuestra ya postrada agricultura.
Con el remate y ejecución de la carretera esa multitud de brazos hoy ociosos tendrían diario trabajo y la espantosa miseria que se cierne ya sobre los tristes hogares de esas pobres familias, que no tienen más recursos que los producidos con el constante riego de constantes sudores, sería reemplazada por un estado más lisonjero, reportando al país todas las ventajas que trae consigo la ejecución de obras públicas de la trascendencia e importancia de nuestra proyectada carretera".
El trazado de la carretera del Sur por más de seis kilómetros por Las Manchas supuso un revulsivo para el alivio de las penurias de economía de subsistencia de una zona con destacado nivel de presencia humana, junto a los asentamientos de El Paso, Argual, Tazacorte y Los Llanos. . De hecho, en el "Diccionario Geográfico de España y posesiones de Ultramar" de Pascual Madoz (1850), se detallan topónimos abundantes que perduran hasta la actualidad bastante poblados para la época como Las Breñitas, La Dichosa, Jedey o el propio núcleo de Las Manchas...
Desde la época previa a 1493 ya se situaban pobladores en toda esta zona del suroeste palmero que se refleja en la numerosa presencia de materiales arqueológicos encontrados. Abundante toponimia aborigen, recogida por los investigadores Maximiliano Trapero (ULPGC) y Carmen Díaz Alayón (ULL), como Las Goronas, Tajogaite, Mendo, Tamanca, Jedey, Pico de Jirdana, Hoyo de Los Amagantes o Guehevey explican ese destacado poblamiento prehispánico.
Decenas de "carros mancheros", construidos con una plataforma de madera de pino y ruedas de madera eran usados para el transporte de pinillo que era depositado en la carretera por recolectores que los bajaban desde el monte en unos artilugios denominados "rastras", dos enormes palos sujetos por correas de cuero que se ataban a la espalda de los cargadores alguno de los cuales como D. Juan el de El Charco se colocaban hasta cuatrocientos kilos para ser arrastrados ladera abajo. Pastos, agua de los chorros públicos, frutos del monte, zurrones, animales... Todo se cargaban en los carros mancheros, a los que se colocaba dirección y frenos de madera, inventiva de alivio. Los carros no tenían propulsión mecánica ni animal sino humana. Bajaban por gravedad hasta las casas o con productos agrícolas y ganaderos para venderlos en Argual, Los Llanos o Tazacorte. Una vez vaciada la carga había que regresarlos los diez o doce kilómetros tirando de una cuerda hacia arriba, con los envases vacíos. En Jedey, con ocasión de la Romeria de las fiestas patronales de Las Manchas, unos romeros (Goyo, Fredy y José Ángel) construyeron una réplica que usan en las fiestas pra subirlo al santuario milagroso de Fátima. El último carro manchero que tuvo utilidad lo usaba la familia Viña de Los Llanos para el transporte de la imagen de San Isidro en la Romería de La Patrona.
Las bicicletas llegaron a ser vehículos indispensables: grandes fejes de pasto; cestas con higos, tunos, pencas...; cestos de carga, serecas y sacos de grano o gofio eran trasladados por la carretera de marras, un día tras otro. Cuando empezaron los estudiantes de bachillerato en la Academia o Padre Manjón, decenas de bicicletas se apilaban en la generosidad de Lorenza y Lope, en la tienda de ultramarinos. Era la carretera de las ilusiones, del porvenir y el abandono de la escasez.
La carretera del Sur para Las Manchas, empero, no era sólo una vía de comunicación necesaria para el traslado de mercancías y pasaje. Era y es historia, economía, vida, pasión y e identidad.
El Volcán de Tajogaite anuló los dos kilómetros entre Morro del Caballito en Tajuya y La Curva de Las Moraleras, en El Corazoncillo, que sumió a este territorio de supervivencias en enorme frustración. Ahora, como a finales del S.XX, decisiones políticas y técnicas retrasan el inicio de las obras para que renazca la esperanza y las esperanzas. Ya no están ni el "patriota" José María Calero Perdomo ni el Diputado Conde de Bernar imposibilitando el futuro. Ahora se llama La Palma 2.
Autor: Primitivo R. Jerónimo Pérez



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